Tenía sus defectos, como cada cual en el mundo. Al igual que todo
el mundo le gustaba quedarse dormida en el sofá, leer un libro en su
pensamiento porque no tenía tiempo para nada y conducir horas y horas para
alejarse de aquello que no le gustaba de su vida mientras soñaba. Al igual que
todo el mundo le gustaba su vida en pequeñas porciones, esto sí, esto no. tenía
la manía de tocarse las uñas de los pies, de comer pollo para cenar, y de
levantarse pronto, muy pronto, para tomarse un café mirando LOST en diferido,
porque ella de Internet casi que no entendía, aun así el mundo de
"meetic" lo controlaba bien. No sé si porque había perdido la
esperanza en el género masculino o porque le encantaba reírse de las
experiencias... Me acuerdo de ese dj de metro treinta, con gafas grandes y
gabardina, y como me enviaste un SMS cuando aún no existía WhatsApp, Sili SOS,
no porque le diera miedo sino porque el hombre en cuestión era un cincuentón dj
que se pensaba que Tolstoi era un tipo de salsa.
Como todo el mundo tenía sus defectos, era pesada como la que más
y me repetía las cosas una y otra y otra vez, subía y bajaba las escaleras
chillándome, diciéndome sili los deberes, sili los zapatos en medio del
comedor, sili eres un desastre, sili a cenar, a cenaaar, a cenaaaaaaaaaar ..
Fumaba mucho, manía difícil, primero LM light, luego Pall Mall
mentolado, hubo una época que quiso liar tabaco, pero se quedó en el intento,
hasta le regalé un aparato para que los hiciera. Su color preferido era el
lila, como el mío, su número el 18, 1 y 8( Omar y Cecilia) y su mes era
septiembre, mes de dolor, el peor día de su vida fue el 14 de este mes. Le
gustaba el café descafeinado, la leche semidesnatada, le encantaba la comida
mexicana, y sobretodo el aguacate, y más sobretodo los berberechos de la marca
"DANI". Cuando se quedaba medio dormida atracaba las pastas a granel
que comprábamos cada lunes en el súper de al lado de mi casa, porque la compra
de mi casa se hacia los lunes, ya que era el día que mi madre limpiaba la casa más
grande que tenía. Nunca se compraba caprichos para ella, ni ropa, ni zapatos,
ni comida y cuando de vez en cuando le traía Papa Delta su cara se iluminaba,
el triangulito de la felicidad que decía... las papa deltas me recuerdan a
ella, me dejo el queso, el queso es muy importante, queso semicurado de oveja,
flor de esgueva o queso tou que decía, como el ventero.
No iba a la peluquería mensualmente, se teñía en casa, ese rojo
lila que tanto quiero, a veces tenía tres minutos para cuidarse, corte rápido y
secado al aire... siempre corriendo, siempre trabajando, siempre mirando por
los demás, siempre cuidando de los demás. Que poco pensó en ella...
No usaba tacones nunca, pero tenía unos zapatos preciosos del
natura, que cuando se los ponía paseaba por toda la casa corriendo con ellos,
como si fuera una niña y su juguete nuevo, se sentía una princesa, aunque yo
creo que lo hacía porque me hacia reír muchísimo. Ella, era mi suerte, y cuando
teníamos esos momentos de confesiones, entre helado y los mejores espaguetis
con sobrasada que he probado nunca, o esos macarrones que solo ella sabe hacer,
o la tortilla de patatas que cambió mi vida, o ese bocadillo de sobrasada y
queso que me alegraba mis días más oscuros, o su mejor invento lacitos con
gambas, porque la gente me pregunto qué porque no como, que como es que como
tan poco... no me parece que nada tenga el sabor que ella le daba..
El día que le dije que quería un tatuaje casi me echa de casa, y
luego me confeso que ella quería una mariposa en el hombro. Tenía la manía de
descubrir todo lo que hacía, y de no decírmelo hasta que llegara el momento,
como el piercing del ombligo que me lo hice con 16 y misteriosamente lo descubrió
cuando cumplí los 18 justamente y claro "Ya eres mayor, ya no te puedo
decir nada". Era muy, muy paciente conmigo, y yo era una adolescente muy,
muy, muy rebelde...
Nos peleábamos, como todas las madres e hijas, nos pasábamos horas
mirándonos sin hablarnos y decía para enrabiarme más, Cecilia, conmigo vas coja...
y yo le decía mama, tío déjame... eran nuestras frases de rabia total, y en dos
minutos estábamos en el sofá cogidas mirando el internado.
Ella trabaja limpiando casas, con gente maravillosa, y discutíamos
en la casa de san Antoni que nos ponía de mala leche, demasiadas escaleras para
tan pequeña casa... pero esa casa me hacía pensar mucho...
Mi madre quería a sus hijos más que a ella misma, me lo repetía
siempre, pero sus padres, su padre, era punto y aparte. Siempre he dicho que
puedes necesitar a muchas personas en tu vida, pero siempre habrá alguien que
supere al resto, en mi familia, esa persona es mi Yayo. Y para ella no era
diferente, su padre, era su vida, y era mutuo.
Ella era una mina de buena música, cualquier canción del
mundo ella la sabia, a su manera, porque tenía la manía de inventarse las
letras de absolutamente todas... En mi casa se escuchaba de todo, pero
ella le tenía amor a Rosana, y su canción era " sin miedo" aunque Whitney
Houston era su artista preferida, y la canción que le hacía bailar como si
estuviera poseída era una canción de Jocelyn Brown " somebody else's
Guy" cuando la ponía en casa, a todo volumen se ponía a bailar y a sonreír
como si le faltara el aire, el tiempo y en ese momento no habían problemas solo
nosotras y nos volvíamos locas, nos subíamos al sofá, a la cama saltábamos por
las sillas, encima de la encimera con cubiertos, o con lo primero que cogiéramos
a modo de micrófono, un paraguas era la mejor guitarra que teníamos. Y sus mini
postales de Monet eran nuestros espectadores, pero sabía que cuando mi madre ponía
esa canción era porque no podía más, y estaba derrotada, así que no todo era
tan bueno como parecía. Después nos sentábamos en el sofá y hablábamos
horas.
Tenía mucha ropa pero nunca se la ponía, pensaba que para limpiar
con dos pantalones y varias camisetas tenía bastante, nunca lo llegué a
entender, luego llegaba el fin de semana y parecía otra persona. La más
preciosa y bonita de las mujeres. Y cuando se iba a Barcelona, la casa se
quedaba vacía y la echaba mucho de menos. Ella decía que Barcelona la
tranquilizaba, le daba paz, y yo no lo entendía, ahora sí. Ahora voy cada
semana.
Al igual que todo el mundo ella llegaba tarde a los sitios, a
veces, inspiraba aire para soltar mentiras de que todo estaba bien, respiraba
problemas cargados de miedo y soltaba lo mejor que he conocido en la vida, la
felicidad de saber que está ahí.
Escribía, escribía cosas que nunca nadie ha escrito, era la mejor
escritora que conozco, y sabia de escritores más que ninguno, de ella me viene
mi pasión por la literatura. Me ayudo a aprender las mejores generaciones
literarias la del 27, era nuestra preferida, y Pablo Neruda nuestro poeta por
excelencia.
Mi madre y yo, éramos bastante iguales en muchos aspectos, y yo he
heredado todo lo bueno que ella me ha enseñado de esta vida, y lo malo que he
visto de ella, no me acuerdo porque simplemente para mi es lo mejor que me ha
pasado en la vida, tener una madre como ella.
Mi brujita me enseñaba química, la química del instituto, la
química de las personas, y la química de todo en la vida. También solía hacerme
creer que una vela podía producir un milagro, porque ella daba por hecho, que
si deseabas algo con mucha, mucha, mucha fuerza se convierte en realidad. Se
equivocaba. Yo deseo que vuelva cada noche, cada día, cada segundo. Y nada...
Pero aun así siempre me quedaran todos aquellos bellos recuerdos, que guardo y
que amo.
Porque mi madre para mí fue más que una madre, fue mi profesora
para enseñarme lo que sé de música, de literatura, de vida, fue mi jefa y me
enseño lo que es el trabajo, la dureza de él y como la constancia da sus
frutos. fue mi maestro, mi modelo a seguir, luchadora, trepidante, increíble
mujer, fue mi hermana, porque hablar con ella era tan fácil como hablar conmigo
misma, fue mi mejor amiga, porque me apoyo en tantos momentos que yo caí, que
yo sufrí, fue mi padre, severa cuando tenía que serlo. También fue la mujer de
mi vida, mi motor para continuar siempre, y la descubridora de Maldita Nerea,
dato muy importante que nadie sabe, pero sobretodo fue mi madre.
Tenía una fijación con Paris, con Capri y otra por su pueblo, por
el de mi familia, Valacloche. Pero París era su ciudad por antonomasia, nunca
ha sido tan feliz como en ese viaje en "Vectra" a París, no lo creo,
su cara, sus fotos, nunca la he visto así. Y es por ello que quiero que
descanse ahí, es por eso que me voy a París.